Sonreír, mostrar mis aparatos a todo dios, que todos vean
los metales que tengo en los dientes. Sonreír por no llorar, llorar por
sonreír. Sonreír por ver a ese alguien que me revuelve el estómago noche sí y
noche también. Sonreír por ver a mis amigos hacer el tonto. Sonreír por
escuchar burradas. Reír a carcajadas. Reír porque mi compañero de mesa sea un
payaso y tenga sus puntos. Reír porque mi mejor amigo sea un poco melón.
Sonreír porque alguien ha conseguido que sonría con una tontería. Sonreír por hacer
sonreír a los demás. Quiero sacarles una sonrisa a todas las personas que en
este momento no puedan estar sonriendo por cualquier motivo. Quiero hacer que
con una sonrisa que yo consiga sacarle, consiga que por una milésima de segundo olvide el
problema que le evita estar sonriendo todo el día. Quiero reír y reír y no
parar. Quiero llorar de felicidad, junto a mis amigos. ¿Por qué? Porque sonreír
junto a mis amigos es el mejor regalo que el cielo me ha podido dar. Porque
aunque a veces piense que no estén conmigo en realidad lo están. Porque los
valoro a todos, no al mismo nivel, a unos más que a otros, pero los valoro tanto
que me costaría estar respirando si no están conmigo. Porque ellos son los pulmones
de mi sistema respiratorio, el estómago de mi sistema digestivo, el corazón de
mi sistema circulatorio. El motor que hace que mis labios se curven para
esbozar una sonrisa. Ellos son lo mejor y lo saben. Pero hacerles sonreír es el
mejor regalo que pueden aceptar por mi parte.